Migas manchegas

Las migas es uno de los platos más típicos manchegos. Muchas referencias a ellas se ha hecho en la literatura de la época de hidalgos, caballeros y pastores. E incluso en versiones más económicas que éstas, han sido gloria para muchos estómagos en los duros días de invierno de tiempo atrás.

Ésta es una receta muy fácil de hacer, y un éxito, sobre todo en las reuniones de amigos y familiares alrededor de la mesa. Para estas ocasiones suelen ser muy agradecidas. 

- Migas

- Aceite de oliva 

- Chorizo

- Morcilla

- Costillas de cerdo

- Pimentón dulce

- Pimiento verde

- Agua

- Sal

(Ésto es lo que le añadí, pero también podéis ponerles panceta)

No os pongo cantidades, porque depende de vosotros si le queréis echar más o menos carne. Sólo deciros que, para las migas, podéis medir echándolas previamente en el plato en el que las vais a servir. De esta manera os orientaréis más o menos, ya que una vez hechas sólo bajan un poco por el agua que hemos echado.

En primer lugar, vamos a mojar un poco las migas con agua. La idea es que queden humedecidas, no completamente mojadas. Hay que ir echando el agua poco a poco, es mejor quedarse corto que pasarse. Si os fijáis, en la foto ponemos las mano delante del chorro para que, de esa forma, caiga el agua en gotas y no todo de golpe.

Las iremos moviendo para que las que están por debajo también se humedezcan.

Una vez que las hemos humedecido, las vamos a tapar con paño limpio, durante una hora. Con el paño, el efecto que conseguimos es que las migas se humedezcan más y de forma más homogénea.

Dejamos las migas y mientras tanto vamos a ir adelantando trabajo.

Vamos a freír los ajos, y para ello echamos aceite en una sartén, aproximadamente unos 100 ml. Si la sartén que vamos a utilizar es grande, podemos echar más aceite para freírlos mejor (siempre estamos a tiempo de retirar el aceite sobrante). Los vamos a freír sin pelar, simplemente con un corte por medio. Los ajos si no son muy grandes, mucho mejor.

Una vez fritos los ajos, los retiramos a un plato. En el mismo aceite vamos a freir el pimiento verde en trozos. Al igual que hemos hecho con los ajos, cuando estén fritos, los retiramos a un plato. 

Seguidamente vamos a freír las costillas de cerdo.

Y una vez están hechas las costillas, añadimos el chorizo y la morcilla en rodajas. 

Y aquí tenemos todos los ingredientes preparados para ponernos ya con las migas.

Retiramos la sartén de fuego y en el aceite que tenemos de haber frito todo lo anterior, vamos a echar una cucharada y media de pimentón (lo retiramos del fuego porque el pimentón se quema muy fácilmente). Lo mezclamos bien con el aceite.

Ahora vamos a añadir un vaso de agua a la sartén y lo movemos bien hasta que se mezcle.

Esta mezcla la vamos a apartar, porque puede que no la necesitemos toda. 

Como habéis visto, la sartén que he utilizado hasta ahora es más bien pequeña para todo lo que tenemos que echar, por eso voy a utilizar ahora una más grande.

Echamos un poco del aceite con pimentón (no todo, hay que ir poco a poco dependiendo de lo que necesiten las migas) y volcamos las migas encima.

Y removemos.

Añadimos los ajos...

Añadimos el pimiento...

Seguimos añadiendo el agua con el aceite y el pimentón en la medida que necesitemos. Las migas no deben quedar ni muy resecas ni muy mojadas, aunque también depende del gusto de cada uno. Por eso es mejor ir poco a poco y, en vez de verterlo directamente, podemos ir añadiéndolo a cucharadas como se ve en la imagen.

También añadiremos algo de sal.

Por último vamos a añadirle las costillas, el chorizo y la morcilla...

Lo removemos y mezclamos todo bien... y aquí están nuestras migas.

Truco: Si os han quedado demasiado húmedas, podéis solucionarlo espolvoreando un poco de pan rallado. Se remueve bien y de esta manera el pan rallado absorberá la humedad.

Espero que os haya gustado la receta de migas manchegas de mi madre, que al final ha sido ella la que ha hecho la receta.